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Día Mundial de las Aves Playeras.

Desde el año 2012 se conmemora el 6 de septiembre como el Día Mundial de las Aves Playeras para concientizar sobre la importancia y los riesgos que enfrentan estos organismos, también se trata de promover la investigación y monitoreo de estas especies, así como destacar su conservación, de los hábitats y las rutas migratorias que muchas ocupan; siendo que su protección también beneficiará a otras especies.

¿Qué son las aves playeras?

Las aves playeras se encuentran dentro del Orden Charadriiformes, que se encuentra representado por 12 familias en el mundo y comprende un total de 214 especies, 53 de ellas es posible encontrarlas en territorio mexicano.

Hábitats.

La mayoría de ellas se encuentran cerca del agua, pero varias especies prefieren hábitats lejos de las costas. Muchas son especies migratorias que realizan viajes anuales recorriendo grandes distancias de ida y vuelta; desde las zonas de reproducción en ecosistemas árticos hasta las zonas no reproductivas en el sur de América. Aunque también existen especies que no hacen viajes tan largos.

Es posible observarlas desde las marismas intermareales, playas arenosas, playas cenagosas y costas rocosas hasta humedales de agua dulce, pastizales, campos y tierras agrícolas inundadas; donde obtienen diversos tipos de invertebrados que constituyen su alimentación. Aunque podría existir alguna competencia entre especies por los recursos alimenticios, las aves playeras han desarrollado diferentes estrategias de especialización, por lo tanto; existe una gran variedad de tamaños, formas de picos y longitudes de patas, adaptadas cada una de forma única para acceder al alimento en hábitats específicos.

 

Al fondo, Zarapitos americanos (Numenius phaeopus), izquierda al frente; Ostrero americano (Haematopus palliatus) y derecha al frente Vuelve piedras rojizo (Arenaria interpes).

 

 

Reproducción.

Hablar de los hábitos y ciclos de reproducción de este tipo de aves es algo complicado, debido a que no todas las especies lo hacen de la misma forma, es decir, aunque el nombre “playeras” nos haría pensar que estas aves están ligadas indefectiblemente al mar, no siempre es así: hay aves playeras que anidan en la tundra ártica entre la vegetación, lejos de las costas, otras más lo harán en árboles, en pantanos etc. Aunque sí, algunas como los chorlitos, anidan en la playa, aunque no construyen nidos; los huevos y los pollos se valen de su camuflaje para pasar desapercibidos, lo interesante es que a su corta edad están adaptados para soportar los fuertes vientos que azotan las costas. Así cada especie tiene sus estrategias particulares para asegurar el futuro de nuevas generaciones.

Se sabe que en México anidan 11 especies, de las cuales 9 están reportadas en el noreste y solo cuatro de ellas se consideran dentro de la categoría de especie en peligro.

Chorlito nevado (Charadrius nivosus).

Distribución en la república mexicana.

En México, las aves playeras están representadas por seis familias: Burhinidae, Recurvirostridae, Haematopodidae, Charadriidae, Jacanidae y Scolopacidae, que son predominantemente migratorias y relativamente numerosas durante la temporada invernal, particularmente en la región noreste del país, en donde se han contabilizado poblaciones que rebasan el millón de individuos, aunque existen poblaciones más pequeñas de especies residentes que se reproducen en el país.

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, a través de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), ha incorporado algunos sitios a la Red Hemisférica de Reservas para las Aves Playeras (WHSRN), que se compone por más de un centenar de sitios, de los cuales al menos 16 se ubican en territorio mexicano. Algunos de estos son:

Lagunas Yavaros Moroncarit, en el Estado de Sonora, Alto Golfo de California, Delta del Río Colorado, la Bahía de Todos Santos, Marismas Nacionales y el Lago de Texcoco.

Importancia de los ecosistemas.

Durante su largo viaje, las aves playeras se exponen a grandes peligros, por lo que la pregunta obligada es ¿por qué arriesgarse a una migración que requiere alta resistencia? Al parecer la respuesta tiene que ver con la alimentación: debido a que los viajes hemisféricos de las aves playeras coinciden con la oferta de alimentos predeciblemente abundante en cada parada.

Por ejemplo, la temporada de anidación para la población de la subespecie rufa de los Playeros rojizos está sincronizada con el breve auge de la vida de los insectos durante el verano ártico, a medida que la fuente de alimento disminuye, se dirigen hacia el sur para beneficiarse de las mareas de las costas del Atlántico.

Ahora, su viaje de regreso hacia el norte está “programado” para coincidir con el desove de los cangrejos herradura, especialmente en la Bahía de Delaware. Los huevos de estos cangrejos son preferidos por los Playeros rojizos, puesto que tienen un alto contenido de grasa y proteínas que los ayudan a duplicar su peso antes de iniciar su viaje de regreso.

Por ello, es importante tomar en cuenta que el estado de conservación de estos ecosistemas es crucial para estas aves, y no solo para ellas sino para todos los organismos que obtienen algún beneficio de ellos. Así, el monitoreo de las aves playeras permite conocer también el estado de conservación de los ecosistemas.

Especies protegidas.

En México la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, tiene el objetivo de identificar las especies o poblaciones de flora y fauna silvestres que se encuentran en riesgo en nuestro país, y con ello; establecer las estrategias para brindar atención y protección correspondiente a estas especies. Para el caso de las aves playeras, las siguientes especies se encuentran enlistadas en esta norma bajo las categorías de:

Especie amenazada (A). A esta categoría pertenecen especies que podrían encontrarse en peligro de desaparecer a corto o mediano plazo, si siguen operando los factores que inciden negativamente en su viabilidad.

En peligro de extinción (P). Especies de las cuales han disminuido el tamaño de sus poblaciones, poniendo en riesgo su viabilidad biológica en todo su hábitat natural.

De este modo las especies enlistadas son las siguientes:

  • Ostrero negro (Haematopus bachman): Especie amenazada (A).
  • Ostrero americano (Haematopus palliatus frazari): En peligro de extinción (P).
  • Chorlo nevado (Charadrius alexandrinus nivosus) Especie Amenazada (A).
  • Chorlo chiflador (Charadrius melodus): Especie en peligro de extinción (P).
  • Chorlo llanero (Chraradrius montanus): Especie amenazada (A).
  • Playero canuto, playero rojo (Calidris canutus roselaari): Especie en peligro de extinción (P).
  • Zarapito boreal (Numenius borealis): Especie en peligro de extinción (P).

No obstante, se establece que se requieren más estudios para actualizar el estado de conservación de estos y otros organismos.

Playero canuto (Calidris canutus roselaari).

Actividades que amenazan su conservación.

Existen amenazas generales que pueden abarcar los sitios donde las aves playeras se desenvuelven (Planicies lodosas, playas arenosas, sistemas salobres), tales como el uso de agroquímicos en las zonas agrícolas colindantes, crecimiento excesivo de la población y aumento de la afluencia turística no controlada, además; se suma la contaminación por plástico, los cambios de uso de suelo, la puesta en marcha de desalinizadoras (que provocan que los sistemas reciban menos agua y que a su vez ésta sea más salada), desarrollos turísticos como campos de golf y otras obras complementarias.

Lo anterior es notoriamente evidente en el noreste del país, debido a su tasa de desarrollo en las cercanías de los humedales.

Esfuerzos de conservación.

Existen diversos esfuerzos internacionales para la conservación en beneficio de las aves playeras, no obstante; también existen planes nacionales, regionales y locales de conservación, que identifican diversas necesidades y acciones para ello. Sin embargo, si estos planes se aplican por separado, puede ser que no alcancen los objetivos planteados. La escala geográfica del ciclo anual de las aves playeras dicta la necesidad de un enfoque colectivo y de colaboración.

Algunas de las estrategias generales a nivel nacional que se han propuesto son las siguientes:

  • Manejar y conservar hábitats existentes.
  • Fomentar y empoderar a los grupos interesados en la conservación.
  • Crear iniciativas de conservación con las industrias de recursos naturales.
  • Fortalecer el cumplimiento y la aplicación de la ley.
  • Mejorar el conocimiento de los hábitats actuales.

Las pequeñas acciones también son importantes:

Si estás de visita en ecosistemas donde las aves playeras obtienen alimento, recuerda llevarte los residuos que generes, no molestar a las aves que necesitan descanso después de un largo viaje, si llevas a tu mascota recuerda colocarle la correa, si estás paseando sobre un vehículo motorizado evita pasar sobre los parches de vegetación, donde es posible que algunas aves estén descansando. Si es posible, intégrate a un grupo de observación de aves; el conocimiento es el primer paso para su conservación.

Cocha americana (Scolopax minor).

B95 un embajador de las aves.

Las aves migratorias son conocidas por la proeza de viajar miles de kilómetros cada año, marcando el inicio y el fin de las estaciones. Estaremos de acuerdo en que estas jornadas son titánicas si consideramos que muchas de ellas pesan apenas unos cuantos gramos, pero como en todo; siempre hay individuos que se destacan por encima de todos y su nombre se convierte en leyenda y resulta que las hazañas de los pequeños y humildes son todavía más inspiradoras y siempre merecen ser contadas.

Esta es la historia de un ave legendaria que ha tenido al planeta bajo sus alas, provocando la movilización de cientos de personas y conectando los extremos del mundo.

El 20 de febrero de 1995 un macho de Playero rojizo (Calidris canutus rufa) fue capturado y etiquetado bajo el código B95 cuando éste tenía una edad de aproximadamente 3 años, en la localidad de Tierra del Fuego, Argentina. La intención era conocer las rutas de migratorias de su especie, y gracias a esto se sabe que puede viajar desde el círculo Polar Ártico hasta el sur del continente americano; cruzando a lo largo del Océano Atlántico. Y de esta forma se pudo establecer que cada año estas aves viajan un total de 32 000 km, pudiendo también hacer vuelos de 8000 km antes de bajar a tierra. También se sabe que son las hembras las que dan inicio a la jornada migratoria.

Las parejas se forman en el Ártico, y cuando los polluelos nacen las hembras comienzan el viaje hacia el sur; quedando los machos al cuidado de las crías hasta que empiezan a caminar y a volar (aproximadamente tres semanas). No obstante, hay machos que no logran una crianza exitosa por lo que comienzan a migrar antes, siendo vistos en los primeros grupos que llegan a la primera parada en el Archipiélago de Mingan, Québec. Hasta el mes de agosto hay un segundo grupo de machos que son los que han criado exitosamente a sus pichones.

“A B95 siempre lo hemos visto llegar tarde, en agosto, por eso pensamos que es muy buen padre” comenta la Bióloga Patricia González, quien en conjunto con Allan Baker; ha estado monitoreando el vuelo de B95 desde 1995.

Seis años después de aquel primer encuentro, en el año 2001; B95 fue avistado nuevamente y remarcado, ya que las bandas colocadas en sus patas estaban deterioradas y por un tiempo no se supo nada de él, hasta que en el año 2005 fue observado en Delaware, E.U.A. un sitio diferente al que normalmente se le encontraba y a partir de entonces empezó a ser avistado en distintas localidades. Pronto esta ave empezó a ser más notoria en los sitios de arribo, por lo que muchos observadores de aves a lo largo y ancho del continente se movilizaban con la esperanza de encontrarse con él.

El año 2015, fue la última vez que se registró un avistamiento 100% confirmado de B95, que para esta fecha el ave contaría ya con aproximadamente 20 años. Si multiplicamos los 32 000 Km que recorrió anualmente por estos 20 años, tendremos un total de 640 000 Km, ¡una distancia que supera los 384 400 Km que hay entre la Tierra y la Luna! Esto le ha valido para ganarse el sobrenombre de Moonbird (o ave de la Luna) y a ello hay que agregar que ha sido el Playero rojizo más longevo que se ha registrado. No obstante, no se descarta la esperanza de que B95 siga por ahí, empollando nuevas generaciones.

Sin duda la historia de esta ave es sorprendente y ha dado origen a libros, cuentos y hasta obras de teatro, pero también permite visualizar la crisis ecológica que su especie está atravesando. Debido a la presión que las actividades humanas ejercen sobre los ecosistemas, la población de los Playeros rojizos se ha visto mermada a lo largo de estos últimos 20 años, ya que en cada sitio de escala deben alimentarse y descansar para reanudar su viaje; por lo que necesitan lugares abundantes en alimento. Factores como crecimiento de ciudades y desarrollos urbanos en las costas, la circulación de vehículos, presencia de perros en la playa, práctica de deportes acuáticos y la sobre pesca en las zonas de alimentación, provocan estrés e interfieren en la acumulación de nutrientes, afectando gravemente su supervivencia.

Y es que gracias al constante monitoreo de B95 se sabe que la población de Playero rojizo ha declinado drásticamente, pues hace dos décadas se calculaba que estaba conformada entre 100 000 y 150 000 individuos, pero en el año 2010 se observó que había descendido entre 18 000 y 33 000.

De ahí; que esta ave sea tomada como emblema en la lucha por la conservación de áreas naturales, de las cuales los Playeros rojizos y otros miles de organismos (incluidos nosotros) se benefician.

El Playero rojizo B95.

Aunque B95 se convirtió en una celebridad, no es el único que tiene una historia por contar. En México tenemos a “000” un Playero rojizo de la especie Calidris canutus roselaari, que nos visita desde Alaska y que fue el primero en ser marcado en México y que a la fecha cuenta con aproximadamente 18 años; “pero esa es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión”.

Si en tu próxima visita a la playa te encuentras con un ave playera; salúdalas de lejos y deséale un buen viaje.

Referencias.

B95, el ave que rompió todos los récords, Alejandra Martins, BBC.

NOM-059-SEMARNAT-2010.

Poblaciones reproductivas de aves playeras en humedales del noreste mexicano, Laboratorio de aves, Departamento Académico de Ciencias Marinas y costeras, Universidad Autónoma de Baja California Sur. Programa de Conservación de Aves, Pronatura Noroeste.

The Cornell Lab of Ornitology, Cornell University, www.birds.cornell.edu.

Red Hemisférica de Reservas de Aves Playeras (WHSRN), https://whsrn.org.

Iniciativa de Conservación de las Aves Playeras del Pacífico, https://pacificcflywayshorebirds.org.

La presencia de aves playeras revela el estado de los ecosistemas, www.portalambiental.com.mx.

Resonancia Científica, https//resonanciacientifica.coscyt.mx.

Biol. Jesús Rogelio Miguel Romo.

CDMX/2024.